Encontramos un par de taburetes.
Estábamos en un gran almacén lleno de trastos sin mucho orden, ya teníamos el tote lleno pero yo (Jesús) no puedo resistir una miradita más, aunque tenga las manos llenas y los hombros cargados de bolsas.
Si hace falta transfiero la carga a Emily, quien seguramente ya carga con un par de bolsas, y libero mis manos.
El caso es que estábamos saliendo de aquel almacén y al fondo de una estantería encontré algo marrón que llamó mi atención. Removí, sin reparo ninguno (la actitud que te ayuda a encontrar las cosas ocultas), todos los objetos que me separaban de tal cosa marrón, hasta que pude alcanzarlos. Sí, “los”, resultó que eran dos taburetes de plástico marrón, uno dentro del otro, encajaban perfectamente.
Los puse sobre el suelo y me enamoré. El plástico estaba un poco dañado en ambos, aunque uno en mejor estado que el otro.
Pasamos por caja y al coche. En casa me puse a investigar más sobre ellos. Mi intuición me decía que modernos no eran, y que siendo de plástico, marrones y con esta forma tan “futurista” solo podían ser de los 70. Y así es, encontré un poco de información sobre ellos, y aunque no hay marcas de fabricante ni nada por los taburetes, sí que encontré referencias muy similares.
Resulta que durante estos años (70-80s), esta forma de taburete la produjeron empresas como Flair o Valenti Milano. Empresas centradas en piezas de diseño y firmadas por los diseñadores, pero por entonces, como hoy en día, una vez que algo tiene tirón enseguida tiene copias.
Lo más posible es que grandes cadenas de supermercados o grandes almacenes empezasen a producir los mismos taburetes, pero sin marca, y sin diseñador (obviamente) y vendiéndolos por una fracción del precio. Posiblemente este sea el origen de nuestros dos taburetes marrones, una copia creada (con un poco de suerte ya que producir en China no era la norma todavía) en algún país de Europa y vendida en grandes cantidades a través de sus tiendas, al público de a pie, que solo buscaba un taburete, o a aquellos que querían el “diseño” pero no el precio.
Destacable, y quien posiblemente tenga algo que ver con nuestros taburetes (y de lo que viene después), es la cadena de tiendas francesa Prisunic. Por lo que parece esta cadena se centraba en vender artículos del día a día por poco dinero. ¡Quizás nuestros taburetes formaron parte de su stock!
Prisunic tuvo tiendas en España, probablemente cerca de la frontera con Francia, como supermercados y tiendas francesas hacen hoy en día (p.ej. el supermercado E.Leclerc), y en Andorra.
Resulta que una semana después de encontrar estos taburetes fui de viaje a Andorra, con Harry, a unas mini vacaciones de snowboarding, y nos quedamos en el Hotel Babot. Para sorpresa cuando entramos en la habitación de aquel hotel que parecía congelado en los 70, en el baño había un taburete igual a los nuestros, ¡pero blanco! Toda mi idea empezó a cobrar más sentido, la de haber formado parte de una tienda tipo Prisunic o similar.
¿Puede ser que Hotel Babot mandó a su becario a comprar 40 taburetes blancos para sus 40 baños? ¡Quién sabe! Desde luego lo que sí se sabe es que llevan mucho tiempo ahí, el mismo que los azulejos…
Al principio, para convencer a Emily de que necesitábamos otros dos taburetes, utilicé la táctica que siempre uso cuando encontramos los objetos en parejas: “uno para nosotros y otro para la tienda”. Conforme más nos acercábamos a casa más me convencía de quedarme los dos. Y cuando descubrí un poco más de lo que podía ser su historia, me terminé de convencer.