Emily enseguida se vió cautivada por el color de este objeto, estaba entre otros cientos pero por su precioso color verde éste destacaba por encima de los demás. Antes de que siquiera se diese cuenta su mano ya lo había cogido. Su cuerda roja y blanca nos pareció el complemento perfecto. Nos recordó a cuando de niños aprendimos a hacer malabares y jugábamos con kendamas, la versión japonesa del boliche (en España) o bilboquet (en Francia). El juguete está en perfecto estado y sin duda te ayudará a entrenar la paciencia, y a lidiar con la frustración, la provocada por no encajar la bola en el palo en varios intentos (;
32€
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